domingo, 8 de octubre de 2017

El cine bonito que estás viendo

Suelo ponerme extremedamente dubitativo cuando entro a Netflix, me jode un poco que no tenga la opción de ver el trailer; con lo cual la tibieza de las sinopsis parecen embaucarte un poquito más de lo normal. Y si hablamos de películas "de terror" podemos decir y afirmar también que uno jamás debe dejarse llevar por el poster, pero algo en la búsqueda por cierto apresurada de anoche me hizo decidirme por I am the Pretty Thing that Lives in the House. La imagen que acompañaba la sinopsis tenía una carga magnética de misterio que no pude evitar:


Debo decir que la búsqueda en Netflix las realizo desde la pantalla de mi celular. Tengo instalado en mi televisor LCD un pequeño dispositivo denominado Chromecast que me permite vincular mi celular (o cualquier dispositivo con Android) a través del wifi y proyectar en la pantalla del TV lo que se que ve en la aplicación previamente bajada al teléfono. Por lo que la imagen, dado que la ví primeramente a través de la pantalla del celular, me cautivó más. ¿Qué por qué?. Bueno, no lo se. O sí, pero ese es otro asunto.

Cuando uno se dispone a ver una película "de terror" sabe que va a encontrar ciertos clichés, o todos los clichés. Si bien alguna que otra vez alguna logra sobresaltarnos, con recursos que seguramente conocemos (pero aún así), nada escapa a la percepción final. Y es gratificante cuando una película escapa airosa y nos llama poderosamente la atención a medida que transcurre. Es el caso de I am the Pretty Thing that Lives in the House.


Doblemente cautivado me sentí cuando la protagonista, pasados apenas unos minutos, mira fijamente a la cámara mientras su voz en off recita con tono enigmático lo que parecen ser las líneas de una carta, quizás un libro. Ese tono enigmático dominará no sólo las líneas sino los planos fijos y los acertados movimientos de cámara que crearán desde la imprevisibilidad misma que logran momentos de exquisita tensión. Silencios prolongados, contemplación de la oscuridad, una película con un ritmo diferente, una exaltación a la lugubridad.

La historia es modesta: una enfermera, una anciana moribunda, una casa, y obviamente, un fantasma. Pero la efectividad en el uso de la cámara con un timing certero (y una iluminación escasa) se llevan el protagonismo de la película, la historia se cuenta con una cinematografía muy personal. Podemos sumar el clima literario, dado que uno de las personajes, la anciana, es escritora. Y otro, el —en este caso— la fantasma, quien es el personaje de uno de sus libros; por lo que el tono de lectura o recitado nos envuelve en un atmósfera muy particular.

Una grata sorpresa la película, sobre todo cuando uno no se lo espera en lo absoluto. La recomiendo para aquellos que gustan de experiencias distintas a lo que el género suele entregar.

0 comentarios :