lunes, 13 de abril de 2015

Lo Terrible Sería

Pero sigues cayendo, la máquina del mundo se va alimentando de la luz del sol con una voracidad resacosa, y ha dado cuenta de todos los inmortales relojes, esas células malignas que son el cáncer más invisible de todo nuestro efímero tiempo. Y te subes al lomo de la cotidianeidad motora, te invaden la angustia sonora (toda angustia debería tener su propia banda sonora, eco de nosotros mismos) y esos atisbos de frágil alegría; esa tonta pero cierta esperanza que tenemos adherida como un sudor ineludible; y que allá en el fondo escarba y escarba y encuentra una pequeña y seca raíz de una sonrisa. Que brota sin dibujarse, una imaginación de los labios. Nos es inevitable, y la bestia cotidiana se sacude el lomo, y nosotros, insectos molestos intentamos por todos los medios de mantenernos en equilibrio —piensa un insecto mientras sale volando hacia el infinito y más allá—mientras bebemos un sorbo de café, soplando el borde de la tacita, y el humito nos atraviesa el rostro lagañoso, y el sol se cuela entre las nubes para lastimarnos tan dulcemente así los ojos.Y el café nos inunda, rebalsa a esa sonrisa furtiva, nutre esa imberbe raíz…y aún sin dejarla dibujarse, conjuga la luz dentro, justo en ese instante en que las nubes aseñoradas se chocan entre sí, y dejan al niño sol perdido entre sus traseros inquietos.

Se filtran instantáneamente todas las marcas del calendario, esas marcas que las de un prisionero de sus días y de sus culpas y de sus actos parecen. Se filtra la agenda diaria y ya pesan de lo interminables las horas —estamos a media taza de café, es hora también de que los fantasmas se asomen— ¿cómo lidiar con el lío de las okupaciones sin quedarse deshabitado de las sensaciones?. La eternidad debe durar no más que el instante ese en que nos hacemos la mitad de la pregunta, y para cuando no tengamos respuesta alguna; la fe en el efecto del café nos abrazará con fraterna religiosidad, y tal vez se dibuje la sonrisa y el mundo no nos parezca un lugar mejor sin duda, y la esperanza siga siendo tan tonta como cierta. O no, pero que más da, igual hay que salir, porque capaz que llegamos, o no?.

O no.

Tal vez tengamos todas las horas a nuestro favor, todos los días a nuestra merced, todas las eternidades juntas al alcance de nuestros pies. Y nos abrumen y no sepamos que hacer. O sí. Nos terminaremos esa taza de café y nos colgaremos con el ruido del agua de la canilla mientras la lavamos, en un recuerdo de un lugar del que nos sepamos lejos, hasta que ese lugar sean varios, y esos varios lugares se nos confundan con personas, y las personas se nos hagan música, y la música sea banda sonora de esperanza, recuerdos, angustias y felicidad mientras cerramos la canilla. Que podríamos hacer si nos curaran del cáncer del tiempo?, si nos desalojaran el alma de las ocupaciones?. Andá a saber…..pero lo terrible sería, eso sí, que no tuviéramos imaginación.



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