martes, 17 de marzo de 2015

Secretos de Estados (Alterados)

Noches en las que en determinado momento declaro que no me puedo dormir y ya está todo oscuro, el silencio reina y la cabeza no para. Y como sabés que no va a parar, te acomodás como para no dormir, y dejás que el río de pensamientos fluya, simplemente. Ves pasar las imágenes que dibuja el pensamiento (que de seguro te servirán para hilar algún sueño loco luego) y te das el lujo de elegir alguna; como si del juego de la sortija se tratara, la enganchás....y ahí te quedás, y desarrollás el súbito insomnio. Así, hay noches donde suelo repasar las acciones diarias de mi hijo (y las mías para con él); por si así encuentro algún tipo de detalle que en el vértigo al cual me tiene acostumbrado me haya perdido. Son pensamientos sumamente satisfactorios, hay una conexión con el ser padre dentro de uno mismo que es muy gratificante y las escenas se suceden vívidamente durante esta secreta ceremonia nocturna. Puedo alcanzar una emoción profunda, es una sensación maravillosa, por segundos tomás una real dimensión que en otro estado sería imposible de lo que es y significa ser padre. Y convengamos que dormirse luego de eso resulta incluso más fácil, y hasta dormís mejor, andá a saber. Aunque ahora que pienso bien, hay ciertos momentos que comparte uno con sus hijos en donde por un brevísimo instante lo mirás, y me resulta totalmente imposible explicarlo en palabras te das cuenta lo que ha crecido.

Una noche de estas que digo, recordaba cierta situación que me había contado y había sucedido durante clases en el colegio, y algunos puntos que le costaba aprender, con toda su bronca primero y su frustración después, a cuestas. Hablamos del tema mientras preparaba su merienda y después salimos a jugar un poco al fútbol en el patio para despejar un poco la cabeza. Pero esa noche, pensando en esto, y re-viviendo la escena, escribí......le escribí esto en el celular (y después de leerlo pensé tambień que lo estaba escribiendo para mí):

 Aprender requiere del tiempo y el esfuerzo; del esfuerzo porque nada se aprende mágicamente, y del tiempo porque aprender implica adquirir un conocimiento 
a través de la experiencia.

Al otro día se lo leí, ya con la bronca y frustración olvidadas, y sonó bonito, mientras me escuchaba atentamente. Luego la charla nos permitió desarrollar  importantes conceptos como la paciencia y el conocimiento empírico (confieso que aquí me había cebado un poco) y derivó finalmente en todo lo que les acabo de contar.


Si usted es padre y está leyendo esto, por ahí le sirve esto que le digo: háblele a su hij@, aconséjel@ e imagine mientras que es ya una persona adulta, como si se encontrara frente algún tipo de situación de su vida personal, en la que lo que usted le está aconsejando ahora (pero que para él ya forma parte de su pasado, su niñez, su adolescencia) pueda servirle en horas donde pueda llegar a sentirse de pronto apesadumbrado. Estas pequeñas charlas pueden ser la raíz del espíritu de sus hij@s. Hábleles, hábleles mucho. Y después lo llena de besos y de abrazos de osos, ok?.

0 comentarios :