0:59
-
Anecdotario
No comments
Todos los Ados Lindos
Sabés?, nunca me había subido a un avión en toda mi vida, siempre que
viajé, lo hice en bondi; y ni siquiera tanto. Un par de viajes a Buenos
Aires, de noche, con mucha lluvia, colgado mirando la ventanilla y cómo
la doble línea amarilla a mi izquierda, desaparecía debajo del bondi
peligrosamente, y a mucha velocidad. Escuchaba música, disfrutaba
ceremoniosa y pausadamente las latitas de Quilmes (cuando la Quilmes era
rica) que compraba cada vez que el bondi paraba. Leía el libro de
turno, jamás pude o supe cómo carajos dormir mientras viajaba. En
realidad viajar….me despertaba; pensaba boooocha. Y a mí que me gusta
mucho pensar —aunque a veces confieso me torture un poco—. En qué
pensaba?. Queseyó, en todo; como cuando no te podés dormir. A veces
escribía, sabés?. Boludeces. Como ahora, que escribo que nunca me había
subido a un avión en toda mi vida. Y de pronto en 24hs me subí y me bajé
de 3.
Y sigo pensando lo mismo que pensaba cuando los veía listo para
embarcar: cómo hacen para levantar vuelo estos bichos?, preguntas que
me hago como si google no existiera, buscá vos después si tenes ganas. Y
más después: estás adentro. Y al ratón comienza a acelerar. Nunca había
experimentado tal velocidad. Me resultó fascinante —qué querés que te
diga?— tenía la sonrisa dibujada de par en par. Si hasta miraba hacia
los costados esperando encontrar una sonrisa igual, cómplice. Pero nop,
se ve que nadie volaba por primera vez. Me sentí un privilegiado.
Experimentando algo por primera vez. Si te ponés a pensar, cuándo fue la
última vez que experimentaste algo nuevo vos?. Pensalo.
Volví mi mirada hacia la ventanilla, mientras el avión levantaba por fin vuelo, y la sonrisa se me hacía cada vez grande. Casi como un reflejo, busqué asociar la sensación; y me recordé impulsándome en alguna hamaca mientras. En silencio, gritaba de la emoción, un iuju! (a lo Homero Simpson), de esos que se te escapan, mentalmente. Como esa cosa que se te hace en la panza cuando después el avión se estabiliza, también. Luego el bip de los cinturones, y todo el mundo que parece ponerse en modo automático, relajándose (vaya paradoja).Yo los sigo mirando, sabés?. Hecho un torpe, inocente e incrédulo guasón. Y sigo mirando por la ventanilla. Fascinado, asombrado, maravillado. Y todos los ados lindos que se te ocurran.
0 comentarios :
Publicar un comentario