martes, 24 de abril de 2012

Polvo de Estrellas

Anoche me fumé uno y vi un programa documental que se llamaba “La Historia del Universo en 2hs”. Lo mío duró media hora, y en ese preciso momento (supe y) adopté para siempre la idea de que somos polvo de estrellas. La historia del universo es también nuestra historia, es decir, somos un eslabón más en una constante cadena evolutiva que irremediablamente (tal vez) desencadene nuestra propia extinción. Porque, al parecer, esta cuestión de la extinción es algo cíclico también; ya ha habido casos, porque, no le ha atañido el tema sólo a los dinosaurios.

Ahora mientras escribo recuerdo la cara de algunos de los científicos entrevistados para el documental cuando hablaban, casi emocionados, sobre un momento exacto en la historia del universo donde todo comenzaba para nosotros, la humanidad. Uno decía sobre el momento en que los animales comenzaron a salir del agua (porque todo comenzó en el agua) y se “apoderaron” de la tierra. Otro destacaba el hecho de que, cuando aún existían los dinosaurios, los mamíferos estaban “en un segundo plano”, cosa que, claro, no les importaba a los dinosaurios; por lo que ese desinterés desencadena en la libre evolución que nos llevó a inventar el fuego, el papel, el celular y el correo electrónico. Porque a ese viaje te invitaban durante el programa, como una bofetada visual mostraban imágenes de átomos y supernovas con fotografías de Einstein y Hitler, como para sacudirte y dejar en claro que todo tiene que ver con todo. Sencillo.

Otro científico emocionado se animaba a decir que la tabla periódica de los elementos, ese bendito (o maldito?) papel que a mí, en particular en la secundaria me hicieron memorizar y luego nunca más recordé; era como el mapa del universo, como un libro de historia del universo. Claro, como lo contaba este señor nada tenía que ver con el profesor de mi secundaria que era otro señor más bien agreta, con un olor a tabaco que impregnaba el aula ni bien traspasaba la puerta y que, a mi entender, no le gustaba para nada estar donde estaba. Porque si me lo hubieran contado de este otro modo, me habría ahorrado esas tardes en pleno febrero yendo a rendir química mientras los amigos (no todos, por suerte) disfrutaban el tiempo libre. 

Todo esto mientras abro los ojos y veo que me perdí como 15 minutos de programa y ya están con imágenes de hombres trabajando el hierro, fue cuando tomé el control remoto, apreté el botón de on/off, me dí vuelta y ….. (somos polvo de estrellas).


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